martes, 3 de agosto de 2010

Cincuenta y tres años después.

A los estudiantes de la Chile,


Cincuenta y tres años después de la fundación de la Democracia Cristiana Chilena, mucha agua ha corrido bajo el puente.  Como Democracia Cristiana Universitaria de la Chile, pese a ser un ente autónomo del partido es claro que nuestros valores, historia y principios están íntimamente relacionados con la historia del partido.

Sin embargo, toda la historia, fracasos y éxitos no son solamente patrimonio  de la DC sino del pueblo chileno. Lamentablemente lo anterior será solamente historia si es que hoy como nueva generación no construimos desde nuestra universidad. El diagnóstico puede parecer desalentador, hoy más que nunca nuestra presencia en la comunidad estudiantil es débil. Sin duda hemos cometido errores, hemos descuidado las ideas y la formación pero también vemos con claridad una inmensa cantidad de compañeros que no quieren saber de  política ni de los problemas de quienes tienen al lado. El individualismo  que los rodea se ha apropiado de las lógicas con las que definen sus intereses. Mientras una pequeña, minoría con buenas intenciones, y a veces no, construye castillos en el aire. Sin una comunidad consciente, algunos optan por decidir por el resto. La fobia a los partidos políticos de cualquier clase puede ser comprendida desde  la experiencia y la historia reciente, pero no podemos permitir que el apoliticismo se vuelva una práctica políticamente correcta, porque  solo suena bien decir que soy independiente.  Porque otros no nos hablan de ideas y programas sino de imágenes de DT’s y dibujos animados.

Y sin embargo no todo esta perdido, tenemos que alzar nuestra voz y señalar que  cuando decimos que no somos  ni liberales, ni conservadores, sino comunitarios y republicanos hay detrás una fuente rica de ideas y tradiciones filosóficas, no vamos a olvidar la dignidad humana que nos enseña el cristianismo, no vamos a olvidar la democracia que los revolucionarios alcanzaron. No vamos a olvidar el sueño de la sociedad comunitaria, la fuerza de  la sencilla verdad que el hombre es hermano del hombre.

Hoy más que nunca es necesaria mayor justicia social, las desigualdades entre el más rico y los más pobres sigue siendo una carga vergonzosa para nuestro país. La educación pública está al borde de desaparecer. Hoy es el momento de plantear una alternativa clara de lograr los imposibles, la tendencia a monopolizar este discurso por algunos solo traerá el triunfo de aquellos que buscan solo su propio interés.  La verdadera libertad personal se alcanza cuando somos participes de las comunidades que construimos. Este no es un llamado a señalar con el dedo ni a rendir excusas sino a asumir responsabilidades,  no en lo que paso sino en lo que puede pasar si te haces participe.

Un saludo fraterno,

Democracia Cristiana Universidad de Chile

No hay comentarios:

Publicar un comentario